Desembocadura del Guadalhorce
22 de Febrero, 2011


Queridos lectores!

Debido al fuerte poniente de ayer un grupo de cucharas, porrones y malvasías se mantenía bastante cerca del observatorio de la laguna grande para protegerse del viento:

Entre ellos también descubrimos a unos patos colorados con sus hermosos picos rojos:

"Bueno, nuestros picos no son rojos, pero vaya, son los más grandes que se ven por aquí!" El orgullo parece estarles escrito en la cara, al matrimonio cuchara, mientras que la hembra de malvasía duerme plácidamente:

"Como si un pico lo fuera todo! Miren más vale lo hermoso que es mi plumaje!" se queja el macho de cerceta común:

"Yo hago movimientos de un lado para otro en el fango para atrapar mi comida!", nos explica con cierta seriedad el tarro blanco:

"Bueno, nuestros hermosos picos azules nos sirven para dar picotazos a los rivales!" Y los machos de malvasías nos dan muchos ejemplos de sus particulares virtudes y en el curso de una de estas batalles la que recibe el picotazo ...

... es una pobre hembra cuchara quién sale con pavor!

"Jeje, por fortuna a mi no me están dando golpes!", se alegra el zampullín común, pero se alegró antes de tiempo ...

... porque también entre ellos se dan pequeños ataques de celo. Muy graciosos porque parecen correr encima del agua:

Vaya, quien está llegando allí? Con gran alegría vemos como se acerca un macho de ánade rabudo:

Y no viene solo sino con su hermosa pareja:

Estamos radiantes poder observar a estos espectaculares visitantes:

Antes de aterrizar, la pareja se detuvo un rato por encima del agua, casi en pose como lo hacen los cernícalos cuando cazan. Nos llamó mucho la atención. Era como si quisieran estar bien seguros que el sitio de aterrizaje de verdad era bueno y seguro:

Que elegancia!!!

Y si bien hice cientos de intentos de captar a los muchos aviones comunes y golondrinas dáuricas, es esta la única foto donde al menos se puede reconocer a uno de estas veloces aves:

La tarde con tanto viento llegaba a su fin y las garzas reales avanzaban solamente con dificultad para llegar a sus dormideros:

Los aguiluchos laguneros en busca de una suculenta cena:

Y por fin pasó también más cerca al observatorio el milano negro que nos había deleitado toda la tarde con sus acrobáticos vuelos:

Nos quedamos hasta entrada la noche para esperar a las lechuzas campestres. Pero no las vimos. O bien se han marchado o en días de tan fuerte viento cazan desde un posadero.

Hemos disfrutado esta maravillosa tarde en el Guadalhorce en parte con nuestro amigo Antonio Tamayo a quien le mandamos desde aquí un abrazo.

Saludos cordiales

Birgit Kremer

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