La Janda 7.8.2010 |
Queridos lectores!
El sábado nos fuimos a Tarifa con la esperanza de ver grandes bandos de cigüeñas blancas cruzando el estrecho. Pero entre más nos acercábamos, más fuerte soplaba el levante. Y ya en Tarifa los únicos que volaban éramos nosotros al tratar de bajarnos del coche! Ni un solo ave - ni siquiera un gorrión - se dejó ver. Claro, con este fuertísimo viento estaban todos escondidos.
Seguimos a La Janda con la esperanza de que allí se hubieron acumulado cantidades grandes de cigüeñas y milanos. No fue así. El viento seguía soplando con fuerza 7 y casi me arrancaba la cámara de las manos cuando intenté de hacer unas fotografías desde el interior del coche. - Si no hubiera soplado el levante con semejante fuerza, estoy segura que los aprox. 40 moritos que descubrimos para nuestra gran alegría no más entrar a la Janda, se hubiesen retirados volando del camino. Pero siendo las cosas así se quedaron quietos y raras veces los pudimos observar tan de cerca mientrás que la arena nos entraba por la ventan abierta del coche y nos hacía un "peeling".
En algún momento intentaron de levantar vuelo ...
... pero no podían avanzar prácticamente nada ...
... con estas fuertes rachas de viento:
Vimos también unos 15 milanos negros quienes luchaban inútilmente contra este levante. Estos acróbatas del aire se vieron al igual que las pocas cigüeñas blancas forzados de volver a tierra, ya que no solamente no avanzaban, no, es que las ráfagas de viento los echaron para atrás. Ningún día bueno para la aves de La Janda, más pensado en los parques eólicos que se encuentran muy cerca.
Nunca hemos visto en La Janda tantas garcillas bueyeras ...
... como ayer. Calculamos que no eran menos de 2.000 que aguardaban cerca de los canales de riego o ....
... trataron en un vuelo bajo y muy inseguro refugiarse entre las plantaciones:
La razón de tantas garcillas bueyeras es una colonia repleto de nidos en los árboles a la izquierda del camino. Esta foto la tomé a través de la polvorienta ventana del coche:
No todas las crías sabían volar ...
... y esperaban dentro de sus pequeños nidos el regreso de los padres con comida:
Y efectivamente, los papas llegaban e inmediatamente este pequeño empezó a rogar por comida:
Con éxito! Que escenas tan bellas y tiernas! Y estábamos igualmente admirados como se mueven las garcillas en medio de todas estas ramas, abriendo sus alas para no perder el equilibrio:
"Esto no es justo! Mi padre le está dando todos los mejores bocados a mi hermano!" La pequeña garcilla no dejaba duda que tenía ira y mucho hambre:
Pero el padre de momento se aleja no sin mirar ...
... con gesto de orgullo a sus crías:
Seguramente ayer - con este levante tan tremendo - algunas garcillas se habían caído de sus nidos. Varios simplemente andaban al lado del camino como este pequeño que sabía volar a duras penas:
Mientrás que los ojos de los padres son amarillos, los pequeños aún los tienen en este hermoso color verde claro:
No vimos en todo el recorrido ni un ave más, pero las escenas que pudimos contemplar con los moritos y las garcillas bueyeras fueron inolvidables!
Quien quiere mirar más imágenes de la colonia de las garcillas bueyeras, las encuentra aquí:
Colonia de garcilla bueyera!Saludos cordiales
Birgit Kremer