Queridos lectores!
No pude hacer fotos del águila pescador que aún permanece en el paraje, ni tampoco del águila calzada y del macho de aguilucho lagunero. Pero sí pudimos observar la belleza de su colorido con los prismáticos.
Los chorlitejos chicos ya estaban asegurándose sus territorios. Cualquiera merece un refrescante baño después de tantos vuelos!
"Listo!"
"Cuando tendré un pico azul como los otros machos?", se pregunta esta joven malvasía cabeciblanca un poco triste:
De las muchas cucharas que pasaron el invierno en la desembocadura ya quedan pocas:
Es época de cambio de habitantes. Las lavandera boyeras están de vuelta de sus domicilios de invierno:
Llega un archibebe claro frente al observatorio y ...
... de entrada espanta a un asustado andarríos grande:
Y el archibebe claro empieza a buscar comida.
No lo vimos descansar ni una sola vez durante las seis horas que pasamos en el Guadalhorce. Grandes son sus necesidades de reponer fuerzas:
Finalmente toleró también al pobre andarríos grande, igualmente muy necesitado de comer para poder proseguir su largo viaje al norte:
"Espero que estos dos me dejan algo de comida!", piensa la algo tímida agachadiza. Ojalá ya pronto pueda levantar sus crías en el norte de Europa!
"Que hago? Me peleo con todos estos colegas?"
Pero el archibebe común decide de forma sabia que pelearse es malgastar el tiempo y tranquilamente busca comida junto al andarríos grande:
A última hora llegó también un gran bando de gaviotas reidoras, algunas de ellas ya con sus atuendos nupciales:
Como siempre, las horas en el Guadalhorce pasaron volando y junto a mis amigos pasé un día primaveral de pajareo maravilloso!
Saludos cordiales
Birgit Kremer