Queridos lectores!
Miles y miles de aves pueblan la parte norte de la Doñana visitable - donde pasamos tres días fantásticos - pero solamente uno de ellos se dejo ver tan de cerca ...
... como este elanio azul que descubrimos el mismo día de nuestra llegada:
Todos los días pasamos para observarlo un rato y ...
... él no falló nunca a la cita:
Obviamente esos árboles sin hojas al lado de un canal eran ...
... su casa dónde pasaba muchas horas del día:
Y nosotras ya nos alegrábamos a la hora de desayunar de volver a ver pronto a nuestro amigo. Sin inquietarse lo más mínimo se dejaba admirar y fotografiar desde dentro de nuestro coche. Solamente a veces volaba para darse una vuelta y posarse de nuevo.
Durante uno de estos vuelos se encontró con su vecino, el Señor Cernícalo común. Este último como siempre con un talante bastante agresivo!
Cuantos veces he observado como se largaban águilas calzadas o ratoneros ante los ataques furibundos de los cernícalos, pero no así nuestro valiente elanio, porque decidió defender lo suyo con énfasis:
Pero por fin llegaron a un acuerdo. El cernícalo común quedó con derecho de cazar durante el día, mientras que el elanio se comprometió a respetar los horarios establecidos y comenzar con sus cazas apenas a últimas horas de la tarde:
Y así el elanio volvió ...
... a su sitio predilecto ...
... y nosotros casi nos chiflamos de alegría y emoción al ver todas estas escenas:
Durante las muchas horas que observamos a este elanio por vez primera también pudimos escuchar sus agudas llamadas. Esta ave nos brindó la gran oportunidad de conocer mucho mejor sus costumbres, siempre un gran regalo que nos hemos disfrutado hasta el momento de irnos.
Saludos cordiales
Birgit Kremer