Hola a todos!
Durante dos días pasé en compañía de mis buenos amigos horas maravillosas en la desembocadura del Guadalhorce. Cuervos quienes intentaban cazar tórtolas turcas en vuelo, un ratonero quién huyo con pavor ante la presencia de cuatro hembras de aguiluchos laguneros, un águila pescador también algo asustado en su posadero con los permanentes sobrevuelos de las laguneras, así como la presencia de al menos tres águilas calzadas dejaban subir nuestros pulsos a cada rato. Una lechuza campestre con su elegante vuelo colmaba el vaso de felicidad! No logré hacer fotos de todos estas escenas, pero sí de algunas. Empezamos!
No más las melodiosas llamadas de los machos de las cercetas comunes justifican un viaje a la desembocadura. Vi en total diez cercetas, ocho machos y dos hembras. Es muy posible que había más escondidos.
Son huéspedes de invierno al igual que ...
... los tarros blancos:
Los ánades reales ya estaban en cortejos y hasta ya pudimos ver apareamientos:
La Señora Porrón aún no había encontrado novio:
"Viento! Necesito viento! Como voy a aprender sino el windsurfing?"
Cerca de 800 cormoranes pasan el invierno en la desembocadura:
Todas las escenas usualmente tienen lugar bastante lejos. Así que se agradece cuando una garceta aterriza un poco más cerca:
"Somos parte de la vida del Guadalhorce!"
Por todas partes cazaban los mosquiteros comunes y ...
... y los graciosos buitrones:
Ni un minuto de paz tenía el águila pescadora ante los permanentes sobrevuelos de las cuatro Señora Aguiluchos Laguneras:
Y - como ya mencionado al inicio - vimos también varios águilas calzadas. Este ejemplar especialmente bonito ...
.... se quedó posado horas enfrente nuestro. Nunca se me olvidará la elegante belleza de esta ave con su melena rubia y su cara oscura!
Y poco antes de anochecer llegó el gran momento! La lechuza campestre se había despertado y ante nuestros ojos volaba silenciosamente casi a ras de suelo. .
Nunca antes había visto una lechuza campestre en libertad y me quedé simplemente maravillada!
Saludos cordiales
Birgit Kremer